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¡No es hambre, es ansiedad!

Por :Isabella Caldas 0 comentarios
¡No es hambre, es ansiedad!

 

Comer por ansiedad es un desafío que muchas personas enfrentan en su día a día. Es inevitable la sensación de vacío cuando nos dejamos apoderar de esta emoción que en realidad, es una trampa.

 Los hábitos alimenticios poco saludables desencadenados por la ansiedad pueden convertirse en un ciclo perjudicial para la salud física y mental. En este blog, explicaremos el por qué andamos picando aquí y allá y no de la forma más saludable precisamente. Conoce aquí las razones:

Alivio Temporal: La comida puede proporcionar una sensación momentánea de alivio del malestar emocional. Los alimentos ricos en carbohidratos, azúcares y grasas a menudo se asocian con el alivio de la ansiedad.

Búsqueda de Confort Emocional: La comida reconfortante, como alimentos ricos en carbohidratos y grasas, a menudo proporciona una sensación temporal de alivio y comodidad emocional. Comer estos alimentos puede desencadenar la liberación de endorfinas, lo que contribuye a una sensación de bienestar.

Distraerse de la Ansiedad: Comer puede funcionar como una distracción de la ansiedad. Cuando una persona se concentra en la comida, temporalmente puede olvidar sus preocupaciones y miedos, aunque sea por un breve período.

Respuesta al Estrés: El estrés crónico puede elevar los niveles de cortisol, una hormona del estrés, que a su vez puede aumentar el apetito. Las personas pueden recurrir a la comida como una forma de manejar el estrés.

Hábitos de la Infancia: La relación entre la comida y la ansiedad puede desarrollarse en la infancia. Si se recompensaba a un niño con comida o se usaba la comida como una fuente de consuelo en momentos de ansiedad, es más probable que esta relación persista en la vida adulta.

Aburrimiento: El aburrimiento a menudo desencadena el deseo de comer, incluso cuando no existe una necesidad física real de alimento. Las personas pueden recurrir a la comida para llenar el tiempo y encontrar entretenimiento.

Sensación de control: Algunas personas pueden sentir que pueden controlar su ingesta de alimentos como una forma de ejercer control sobre una situación que les causa ansiedad. Comer se convierte en una estrategia de afrontamiento aparente.

Cultural y Social: Las celebraciones, las reuniones familiares y las interacciones sociales a menudo involucran comida. La ansiedad social puede llevar a comer en exceso en estos contextos.

Presión externa: La presión de la industria alimentaria y las normas estéticas de belleza pueden aumentar la ansiedad relacionada con la comida. Esto puede llevar a patrones de alimentación poco saludables.

Deficiencias nutricionales: La ansiedad también puede estar relacionada con deficiencias nutricionales. En algunos casos, las personas pueden sentir la necesidad de comer en exceso para compensar estas carencias.

Hambre Emocional Malinterpretada: A veces, las señales de hambre emocional se confunden con hambre física real. Las personas pueden no darse cuenta de que su ansiedad es la causa de su deseo de comer.

Es importante recordar que, si bien es común comer por ansiedad, no es una estrategia de afrontamiento saludable a largo plazo. Identificar las razones detrás de este comportamiento es un paso importante para abordar la relación entre la ansiedad y la alimentación de una manera más saludable y efectiva. Trabajar en el manejo de la ansiedad a través de estrategias adecuadas y buscar apoyo cuando sea necesario es fundamental para romper este ciclo.

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